Resumen: | A lo largo de toda su existencia, el río Paraná ha modificado notoriamente su recorrido, en particular río abajo de Ituzaingó, en el norte de la provincia de Corrientes. Durante mucho tiempo, y como consecuencia de cambios geológicos y climáticos, el Paraná atravesó el espacio que hoy ocupan los Esteros del Iberá. Mientras tanto, el antiguo río Paraguay era mucho más extenso. Se prolongaba hacia el sur controlado por una vieja falla geológica, hoy recorrida por ese tramo del Paraná. A medida que fue desplazándose por la depresión del Iberá se fue modelando el paisaje de los esteros, a la vez que fue capturando sucesivamente diferentes segmentos del antiguo Paraguay. Hace unos 10.000 años, el Paraná tomó dirección oeste desde Ituzaingó y capturó al Paraguay en las cercanías de la ciudad de Corrientes. Desde ese momento el Iberá quedó desconectado del Paraná por el norte aunque sus aguas siguen drenando predominantemente hacia él, a través del río Corriente, que desemboca frente a la localidad de Esquina. Esta evolución es uno de los tantos ejemplos que demuestran que la Tierra no es un cuerpo estático. Si bien a simple vista aparenta ser siempre el mismo, nuestro planeta "está vivo" y en permanente cambio, producto de complejas interrelaciones entre los distintos elementos del ambiente.
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