Resumen: | En este trabajo se abordan ciertos aspectos contrastivos sobre el debate parlamentario y la conversación cotidiana. Como cualquier otro género discursivo de modalidad oral-dialogal, el debate comparte, en principio, todos los rasgos estructurales del discurso conversacional con excepción de la alternancia de turnos predeterminada que sella absolutamente su distinción. Mientras en la conversación cotidiana los participantes de la comunicación pueden acceder o negociar por derecho propio la toma de turno sobre la marcha de ésta (en un lugar de transición pertinente); en el debate se requiere la intervención de un moderador. En general, como en otras instituciones legislativas, la coordinación de los turnos de habla en las sesiones del Parlamento chileno recae en el Presidente en ejercicio (del Senado o de la Cámara de Diputados). No obstante, ciertos espacios de la discusión, concernientes al fundamento del voto, vulneran las convenciones propias de la Institución que regulan el uso de la palabra dando lugar a una alternancia de turnos no determinada previamente que ofrece un panorama análogo al fenómeno envuelto en el género discursivo conversacional. A partir de un enfoque pragmático, se presenta una aplicación sobre el fenómeno de la alternancia de turnos en un debate parlamentario nacional. El objetivo es caracterizar el mecanismo que rige su funcionamiento sobre la base del procedimiento regulador que se postula para el mismo fenómeno en el discurso conversacional; a saber, mecanismo de heteroselección y autoselección (Sacks et al., 1974; Levinson, 1983). El corpus se ha recogido del Diario de Sesiones del Senado chileno. La perspectiva adoptada permite abordar aquellos aspectos comunicacionales que inciden en la generación de los turnos y articulación de los intercambios. El análisis propiamente tal se centra en la estructura de los intercambios, especialmente en el par adyacente.
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