Resumen: | Este trabajo pretende encontrar una posible respuesta al problema del incremento de la viscosidad de la libido en la vejez, ahondando para ello los posibles nexos entre esta última y el fenómeno de la guerra, teniendo en cuenta los trabajos de Freud en los que se ocupa de ambas cuestiones. Su objetivo, cabe aclarar, no es sustentar una respuesta cerrada y que se jacte de pretendida contundencia. Lejos de esto, espero si, sirva para pensar, problematizar, abrir interrogantes y permitirnos vislumbrar con mayor claridad los aspectos propios del proceso de envejecimiento y sus constelaciones psicológicas. Se trata de una investigación basada en un análisis teórico-conceptual del recorte bibliográfico utilizado, para, a partir del mismo, construir ciertas conjeturas e inferencias que permitan arribar a una conclusión que, entre otras plausibles de elaborarse, arroje nuevas herramientas. Que la viscosidad de la libido representa un obstáculo para la terapéutica psicoanalítica y que puede acentuarse en la vejez, es algo de lo que no cabe duda. Es mencionado explícitamente en páginas freudianas y otras afines, como el Diccionario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis. No obstante, puede darse un paso más, el cual consiste en preguntarse por qué la viscosidad libidinal es incrementada en la vejez. El repaso de los textos en los que Freud se ocupa del fenómeno de la guerra permite reflexionar sobre una serie de entrecruzamientos entre ciertas condiciones psicoafectivas y libidinales en la vejez, y aquellas desprendidas como consecuencia del impacto de la guerra tanto a nivel individual como cultural. ¿Puede el análisis del fenómeno bélico entregarnos herramientas para pensar la viscosidad de la libido en la vejez? Ciertas condiciones compartidas me permiten reflexionar y conjeturar una respuesta afirmativa. Guerra y vejez, entonces. Uno como fenómeno de destrucción, crueldad y ambición de poder. Otro, como una etapa evolutiva propia de la vida de todo ser humano, momento de replanteos, de apertura a angustias e interrogantes, pero también de historización, rehistorización y reflexión. Ambos comparten al menosdos elementos: muerte y duelo. Es este el nexo que me permite pensar la problemática en cuestión. En los estudios sobre la guerra en Freud nos encontramos con que la presencia de la muerte tiene entre sus posibles consecuencias el fortalecimiento de los vínculos libidinales, la negación al trabajo sustitutivo de aquellos objetos perdidos y, a raíz de la conflictiva ambivalente, despliegues intensos de afectividad. Con respecto al duelo, leemos que la existencia de la muerte, como amenaza o efectividad, la continuidad de pérdidas y el empobrecimiento de objetos conlleva a un investimiento libidinal más intenso de aquello que nos queda, y niega además la posibilidad de sustituir y renunciar a lo perdido; sin acabar entonces el trabajo del duelo de renunciar a eso que se perdió, le resulta imposible devorarse también a si mismo. Estas son las pistas que, en el análisis del fenómeno bélico, nos permiten situar condiciones susceptibles de provocar un incremento de la cualidad viscosa de los vínculos libidinales. Si pensamos al envejecimiento como un proceso atravesado por similares particularidades con respecto a la muerte y el trabajo del duelo, podemos suponer efectivo el vuelco de lo anteriormente mencionado para pensar la problemática libidinal, y arribar, mediante este salto inferencial, a la conclusión de que son la muerte (en su presencia efectiva en pares, o como amenaza con respecto al propio ser), sumada a las pérdidas y la continuidad de duelos, los elementos que permiten entonces responder al por qué del aumento de la viscosidad de la libido.
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