Las representaciones del cuerpo femenino, la infancia y la maternidad en dos álbumes infantiles

Detalles Bibliográficos
Publicado en: Jornadas de Literatura para Niños y su Enseñanza (3 : 2018 : Ensenada) - [Actas] - . Ensenada : Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Secretaría de Extensión Universitaria y Departamento de Letras, 2018
Autor Principal: Canteros, Vanesa Araceli
Otros autores o Colaboradores: Eirey, Laura Mariana
Formato: Documento de evento
Acceso en línea:https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.10907/ev.10907.pdf
http://jornadaslpne.fahce.unlp.edu.ar/iii-jornadas-2018/actas/
Resumen:¿Por qué pensar el cuerpo femenino y la maternidad como tabúes? ¿Aún debe constituir la agenda de intelectuales y educadores la configuración del rol social de la mujer? Definitivamente sí, somos partícipes de un debate histórico en torno a la presencia/ausencia del deseo femenino para ser madres, en el que se han dado pruebas más que elocuentes sobre la necesidad social de volver a pensar el ser mujer, la infancia y la maternidad. Y más aún si tenemos en cuenta a aquellos sectores que todavía persisten en postular la maternidad como un devenir natural del cuerpo femenino, incluso más allá de las leyes culturales o de parentesco. En este marco, la experiencia estética en general y la LIJ en particular, s on necesarias para repensar y resignificar redes discursivas que se encuentran en el seno de la estructura social. Si analizamos la figura femenina en los cuentos clásicos, observamos la relevancia que se le asigna al modelo doméstico y específicamente a la función materna, asignada a la mujer. En la mayoría de los relatos tradicionales de Charles Perrault e incluso, posteriormente, de los hermanos Grimm, según Marc Soriano (1999) se construye una madre funcional a la pedagogía del terror. De este modo, la encargada de advertir, aconsejar, formular las reglas y las normas es la madre. En palabras de Adela Turín (1994): la ?madre preceptora?. Si tenemos en cuenta que la madre malvada, nunca es la madre biológica sino la madrastra, esta situación pone en evidencia el carácter biológico, instintivo y corporal asignado al rol. Señala Keegan (2015) que desde principios de siglo y hasta los años 60 'el ideal femenino estaba representado por el modelo doméstico y la maternidad: En este hogar núcleo, la mujer, primera transmisora de la palabra y, por tanto, de la cultura y sus formas, será la depositaria de la tarea heroica de cumplir con la correcta crianza del niño en lo físico y espiritual, cuyo producto será ?una obra maestra? para salud y grandeza de la nación. (p. 109). Claramente, la correcta crianza alude a los principios rectores de la moral cristiana aunque sabemos, como señala Escolano (2001) que ?la imagen de la señora de su casa que cumple la elevada misión en su pequeña república no hace más que disfrazar el papel subalterno de la mujer en la sociedad y así definir su educación?. (pp. 20-23) En la década del 60 surgen cuestionamientos de los roles asignados a la mujer, como una ruptura generacional. Consecuentemente a este quiebre, podemos entender el surgimiento y consolidación de la LIJ en el plano nacional. Luego de la década del 80 es posible analizar el estado de situación desde los aportes de Adela Turín (1994), quien plantea que los álbumes ilustrados refuerzan una identificación de género negativa.