Autoridad

Detalles Bibliográficos
Publicado en: C. Pereda (Ed.); M.T. Muñoz, S. Ortiz Leroux, y J. Marcón (Coords.) - Diccionario de justicia. - . México : Siglo XXI, 2017
Autor Principal: Di Pego, Anabella
Formato: Capítulo de libro
Lengua:español
Temas:
Acceso en línea:https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/libros/pm.589/pm.589.pdf
Recurso relacionado
Resumen:La palabra autoridad proviene del latín auctoritas, derivado del verbo augere que significa aumentar, hacer crecer, magnificar. Este origen nos remite a la singularidad de la autoridad que implica acatamiento u obediencia pero no sustentada en la coacción ni en la persuasión (Kòjeve, 2004), sino en un reconocimiento legítimo por parte del que obedece en relación con el que manda. Por este motivo, la autoridad aunque se encuentre íntimamente vinculada con el poder, no debe ser meramente subsumida en este fenómeno (Arendt, 1996). Si quien detenta autoridad debe recurrir a la coacción o a la persuasión para realizar su voluntad, entonces en realidad resulta que hay un déficit de autoridad. Para los romanos, quien tiene autoridad es aquel que logra aumentar, acrecentar o magnificar algo, en el sentido de hacer posible que algo establecido se expanda. La autoridad se vincula con la magnificencia de un legado originario que es susceptible de ser aumentado. Para clarificar este sentido, veamos otro vocablo también derivado del verbo augere, que es auctor, que no se identifica con quien crea o inventa algo (artifex), sino más bien con quien logra que una obra prospere, se magnifique y llegue a constituir de algún modo un legado. De manera análoga, los padres y los educadores detentan autoridad en la medida en que procuran el buen crecimiento y desarrollo intelectual de los niños. En estos casos, la fuente de la autoridad reside en el reconocimiento de una de las partes implicadas, en base a la potencialidad de crecimiento y magnificencia que esa relación ofrece. Por eso mismo, si bien tanto la presencia de autoridad como de poder se manifiestan en el acatamiento, no debe confundirse la autoridad sustentada en el reconocimiento, con el poder ya sea que se funde éste en la persuasión o en la coacción. Volveremos sobre esta cuestión en relación con el tratamiento de la autoridad en el pensamiento político moderno, en función de reconsiderar la noción de autoridad política.

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